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LOS POETAS DEL EMPERADOR CARLOS V

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¿De qué trata esta sala?

Los poetas de este tiempo son al mismo tiempo cortesanos y soldados, como fue, por ejemplo, el poeta italianizante Garcilaso de la Vega (1501-1536).

La introducción de la lírica renacentista italiana en España fue debida al poeta español Juan Boscán (1493-1542) en 1526. La métrica usará el endecasílabo. Tipos de poesía serán la égloga, la oda y la epístola. Los temas: el amor, la naturaleza y los mitos grecolatinos. La influencia de Petrarca es grande en esta época. El amor es presentado como anhelo insatisfecho, fuente de melancolía y tristeza, como doloroso conflicto entre la razón y los sentidos.

Contra estos poetas italianizantes levantó su voz el poeta Cristóbal de Castillejo (1490-1550), que representa la escuela tradicional castellana frente a la renacentista de Garcilaso de la Vega. Castillejo satirizó a Boscán y a Garcilaso.

Garcilaso

de 

la Vega

Nació en Toledo, en el año 1501, emparentado con las familias patricias de los Pérez de Guzmán, Hurtado de Mendoza y Santillana. Fue Caballero, a la vez, de Carlos I y del Duque de Alba, viajando con ambos como guerrero y embajador, por España, Italia y Francia.

Al lado del amor, el sentimiento de la naturaleza llena los versos de Garcilaso, sobre todo en las églogas.  Es una naturaleza «a la Sannazaro», convencional, artificiosa, poéticamente estilizada.  la naturaleza es el modelo de toda perfección.

 

El paisaje de España, y más concretamente el de su Toledo natal, constituye el fondo de todas sus descripciones bucólicas, y en las orillas del Tajo.  El paisaje en sí mismo es ya materia de belleza, tema esencial, protagonista en la poesía de Garcilaso.

Salicio y Nemoroso

El dulce lamentar de dos pastores

(fragmento)

-

Garcilaso de la Vega

Salicio juntamente y Nemoroso,

He de cantar, sus quejas imitando;        cuyas ovejas al cantar sabroso        

estaban muy atentas, los amores,           de pacer olvidadas, escuchando.

Tú, que ganaste obrando

un nombre en todo el mundo

y un grado sin segundo,

agora estés atento sólo y dado                 al ínclito gobierno del estado

albano, agora vuelto a la otra parte,

resplandeciente, armado,

representando en tierra el fiero Marte;

agora, de cuidados enojosos                     y de negocios libre, por ventura

andes a caza, el monte fatigando

en ardiente ginete que apresura

el curso tras los ciervos temerosos,

que en vano su morir van dilatando:     espera, que en tornando

a ser restitüido

al ocio ya perdido,

luego verás ejercitar mi pluma

por la infinita, innumerable suma           de tus virtudes y famosas obras,

antes que me consuma,

faltando a ti, que a todo el mundo sobras.

Garcilaso abordó en sus poesías la vida pastoril, la idealización de la naturaleza, con hierbas y flores coloridas y sanas, el agua fresca y serena, el radiante amanecer, la alegre primavera, etcétera. Los elementos del paisaje, sienten y se expresan en una animación y personificación constante, por ejemplo, "Con mi llorar las piedras se enternecen…", "…las aves que me escuchan…".

El inicio del poema es una síntesis de la intencionalidad de la lírica pastoril: la vida de los pastores y sus amores, cantados por ellos mismos en medio de una naturaleza idílica. 

En estos versos se alude a las posibles ocupaciones del virrey: la administración del reino, la guerra y la caza. (vv. 10-20). “Estado albano”: estado o reino de Nápoles, en alusión al parentesco de Don Pedro de Toledo con la casa de Alba. (vv.11-12).

Juan Boscán

Boscán nació en Barcelona en 1493 y murió, también en Barcelona, en 1542. Provino de familia noble.  Viajó a Italia, representando al gobierno español. Allí tuvo la oportunidad y suerte de encontrar a Garcilaso de la Vega con quien  entabló una gran amistad que duraría hasta la muerte.


Boscán, que había cultivado con anterioridad y gran ingenio la lírica cortesana tradicional,  introdujo los metros italianos en la poesía castellana. Él y Garcilaso, habiendo estado los dos en Italia, transformaron completamente la poesía castellana, dejando atrás de algún modo la poesía trovadoresca.

A la Duquesa

-

Juán Boscán

¿A quién daré mis amorosos versos,
que pretienden amor, con virtud junto,
y desean también mostrars'hermosos?

A ti, señora en quien todo esto cabe,
a ti se den, por cuanto si carecen
destas cosas que digo que pretienden,
en ti las hallarán cumplidamente.
Recógelos con blanda mansedumbre
si vieres que son blandos, y si no,
recógelos como ellos merecieren.

Y si después t'importunaren mucho
con llorar, porque así suelen hazello,
no te parezcan mal sus tristes lloros,
que, pues que son sus lágrimas con causa,
no sólo es gran razón que se consientan,
mas an de ser dolidas y lloradas
por todos los que vieren donde caen.

 

Ellos se van huyendo de mis manos
pensando que podrán bivir doquiera,
pero, según an sido regalados
y poco corregidos en sus vicios,
a peligro andarán si en ti no hallan
manera de bivir en sus regalos
y amparo por valerse en sus errores.

Si pasaren con onra, dales vida,
y si no, no les quites el remedio
que'l tiempo les dará con su justicia:
que mueran y que los cubra la tierra,
y la tierra será el eterno olvido.

La duquesa de Soma destinataria expresa del volumen y receptora también  de la epístola que abre el libro segundo: Este poema precede en la editio princeps a libro I, lo que denota la voluntad ordenadora que rige el volumen al colocar al inicio un  poema encadesílabo, en el que se recogen, además, los componentes esenciales de la nueva poesía: tema amoroso,  virtud humanista,  y belleza formal.

Hernando 

de

Acuña

Diego Hernando de Acuña nació en Valladolid en el año 1518 y falleció en Granada en 1580.

Poeta de la soledad en medio de la guerra, Hernando de Acuña pertenece a la primera generación de emuladores de esa «regla cierta» que caracterizó a la obra del clásico español Garcilaso de la Vega. En la locución de Acuña se destaca ese feliz maridaje de la llaneza del lenguaje popular y la sencillez del clasicismo depurado que es el sello de la literatura quinientista española. Lo más notable del estilo individual de Acuña es un fecundo juego entre la llaneza y el sentimiento de lo sublime; sobre su estilo el poeta reflexiona en sus poemas. Acuña concibe el conjunto de su obra poética como la historia de su alma. Por el contenido de ésta se revela la extraordinaria simpatía del poeta soldado, y por la estructura de su historia se descubre su insospechado talento de narrador. El orden que dio a sus poemas es instrumental para su veta narrativa.

Huir procuro el encarecimiento

-

Hernando de Acuña

Huir procuro el encarecimiento,

no quiero que en mis versos haya engaño,

sino que muestren mi dolor tamaño

cual le siente en efecto el sentimiento.

 

Que mostrándole tal cual yo le siento

será tan nuevo al mundo y tan extraño,

que la memoria sola de mi daño

a muchos pondrá aviso y escarmiento.

 

Así, leyendo o siéndoles contadas

mis pasiones, podrán luego apartarse

de seguir el error de mis pisadas

 

y a más seguro puerto enderezarse,

do puedan con sus naves despalmadas

en la tormenta deste mar salvarse.

La vivencia de la llaneza participa a menudo de la sensación de la sublimidad.

En las cortes y en los ejércitos confesar sin ambages lo más íntimo, como se proponía hacerlo Acuña, era una novedad tan singular, tan «extraña», que debía de dejar tan pasmadas a las gentes como hallarse de súbito ante un imponente pico u otra maravilla de la naturaleza.

En esta composición alude Acuña también a otra destacada característica de su arte: con ser lírica su poesía, es la de quien a la vez se revela como un narrador nato. «Siéndoles contadas/ mis pasiones», los lectores van a reaccionar psicológicamente, y de ahí nuestra inconfundible sensación de hallarnos en la presencia del cordial y fuerte yo del poeta.

Diego Hurtado

de 

Mendoza

En el momento de máxima tensión en la cristiandad, y a punto de escindirse la Iglesia Católica, el emperador Carlos V llama al más brillante de sus diplomáticos, don Diego Hurtado de Mendoza, escritor, humanista y miembro de una de las familias más poderosas de la España de los Reyes Católicos y sus descendientes: los Hurtado de Mendoza. La misión encomendada es analizar los ritos y costumbres del clero y las órdenes religiosas para, en un gran concilio de la cristiandad, unificarlos con la intención de evitar el cisma.

Diego Hurtado de Mendoza nació en Granada en el año 1503 y falleció en Madrid en el 1575.

A María de Peña

(fragmento)

-

Diego Hurtado de Acuña

El tierno pecho de cruel herida

por la dura salvaje fiera muerto;

la madre del amor toda afligida,

que con lágrimas baña al joven muerto;

y tú, virgen de Hipómenes vencida,

entre gloriosa duda y miedo cierto

seréis el argumento de esta historia

que presente hará vuestra memoria.

A ti, Doña Marina de Aragón,

a quien naturaleza estudiosa

de obra sin tener comparación,

hizo, sobrando a sí y a cualquier cosa,

hermosa sobre todas cuantas son,

y es lo menos que tienes ser hermosa,

a ti llamo que alargues tu favor

dando principio y fin a esta labor.

 

La honesta y clara lumbre de tus ojos,

que a todo humano tiene rendido;

la blanca mano llena de despojos

de almas y voluntades que has prendido;

las gracias en ti unidas a manojos,

tu grandeza y valor nunca vencido,

mas vencedor de humanos corazones,

enderecen y guíen mis razones.

 

Y porque con la voz más dulce y pura

y espíritu más alto que el humano,

pueda apartarme de la niebla escura,

despreciando el común vulgo profano,

tú, Señora, me sube en el altura

que no puede llevarme ajena mano,

y guía mis sentidos a ti modo,

pues no lo pueden todos hacer todo.

Una característica de su poesía es el sentido reflexivo de su poesía. Presenta en las sátiras un carácter desenfadado y atrevido. muestra en su lírica un tono reflexivo que aplica en canciones y églogas. Late también en los sonetos y, en conjunto, aporta un significado especial sin olvidar el préstamo petrarquista, a su poesía, que no llega a apartarse del todo de anteriores planteamientos poéticos. Ésta condición reflexiva, aparte de conducirnos al propio autor que se revela en ella como el pensador que es, proporciona un elemento de interés desestimado muchas veces, que eleva la categoría intemporal de su poesía ganando ésta en pervivencia gracias a ese lenguaje intemporal de la sugerencia. Eleva la expresión poética cuando el interrogante reflexivo deja al lector la búsqueda de la respuesta. Éste carácter reflexivo se torna con frecuencia en sentencioso, es algo inherente a su entidad personal, pero, a la vez, es eslabón que le une a una característica propia de nuestra cultura.

Relata el mito de Mirra y el nacimiento azaroso y coriáceo de Adonis, la conmoción que provoca su nacimiento, el enamoramiento de la diosa del Amor (aunque sin alcanzar románticas sensibilidades). Incluye así mismo, y con leal fidelidad a la fuente ovidiana, el mito de Atalanta e Hipómenes en el transcurso de la acción, cuando Venus le previene a Adonis que no cace fieras que acometen, que se contente con dar caza a las que huyen. En glosar el mito de Atalanta e Hipómenes se le va a don Diego la mitad de todo el poema, cuatrocientos versos, confirmando así el grado de proporcionada equidad del título. A diferencia de la versión del Bardo, y, sobre todo, de la de Juan de la Cueva, nada repara Hurtado de Mendoza en el lamento de la diosa, pues muerto Adonis en tres estrofas se despide. Es la versión menos romántica de todas (nótese en ella que el poeta, si soltero y enamorado, era más soldado y político que devoto amante del amor).

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